domingo, 17 de febrero de 2008

Billy Collins. El fantasma.


Soy el perro que sacrificaste,
como a ti te gusta llamar a la aguja del olvido,
regreso para decirte esto tan sencillo:
nunca me gustaste -ni un ápice.

Cuando lamía tu cara,
pensé en arrancarte la nariz de un mordisco.
Cuando observaba cómo te secabas con la toalla
quería saltar y amedrentarte a dentelladas.

Me ofendía la forma tuya de moverte,
tu falta de elegancia animal,
la manera en la que te sentabas a comer,
la servilleta en tu pierna, el cuchillo en la mano.

Me habría escapado,
pero estaba demasiado débil, un truco que me enseñaste
cuando estaba aprendiendo a sentarme y caminar pegado a tí
y -el mayor de los insultos- estrechar manos sin mano.

Admito que la visión de la correa
me ilusionara
pero sólo porque estaba a punto
de olisquear cosas que tú nunca habías tocado.

No quieres creerlo
pero no tengo motivos para mentir.
Odiaba el coche, los juguetes de goma
no me gustaban tus amigos y, menos aún, tus parientes.

El tintineo de mis chapas me sacaba de quicio.
Siempre me rascabas en el sitio equivocado.
Lo único que quería de ti
era comida y agua fresca en mis cacharros de metal.

Mientras dormías, observaba tu respiración
a la vez que la luna se elevaba en el cielo.
Necesite de toda mi fuerza
para no alzar la cabeza y aullar.

Ahora me he liberado del collar,
la gabardina amarilla, el jersey con el nombre grabado,
la estupidez de tu césped perfecto,
y eso es todo lo que necesitas saber sobre este lugar

excepto lo que ya suponías
y estás satisfecho de que no ocurriera antes-
que aquí todo el mundo sabe leer y escribir,
los perros poesía, los gatos y el resto en prosa.


Billy Collins (nueva York 1941) se retrata como un profesor universitario que va en coche a dar clase, entra en una cafetería y lee el nombre de la camarera en el rótulo de su camisa, abre una enciclopedia y recuerda su infancia, cena un sandwich de jamón y una cerveza fría.
Lo malo de la poesía. Baterbly Editores. Traducción y prólogo de Juan José Lamagro Iglesias


La ilustración es de Frederik Peeters, extraído del cómic Píldoras Azules

4 comentarios:

safrika señorita dijo...

Billy Collins es absolutamente genial. Me encanta. Tendremos que subir más poemas. Juan José Almagro dice de él que su estilo es inconcluso y ecléctico como el jazz pero por otro lado doméstico y fiable como una pantalones vaqueros.
Me gusta mucho.

Ismael Cabezas dijo...

Existe otro volumen traducido al castellano de las poesía de Billy Collins, es una antología llamada "Navegando a solas por la habitación",con traducción de Eduardo Moga, publicada en DVD ediciones, posteriormente a la traducción de Bartelby de "Lo malo de la poesía..."
Por aquí anda en casa en lista de espera para ser leida.

PERRO MALO dijo...

Gracias por la información, Ismael. Parece mentira que cueste tanto encontrar material de un tipo que, en su país vaya por donde, parece ser muy popular.
Luego tenemos que soportar que se diga que la poesía es un género en crisis o minoritario...

Ismael Cabezas dijo...

La poesía no está en crisis. Para muestra la cantidad de excelentes poemarios editados por instituciones públicas o por editoriales independientes que quedan sumergidos en la oscuridad. Sólo se conoce lo que a las grandes mafias poéticas de este país les conviene que prospere. Esos son sólo la punta del iceberg.
Pero ese iceberg va a la deriva y algún día chocará con las naves de tan justos y púdicos prohombres.